Rasmus Nilausen Ideé Fixe
— Piensa en el Yo como intercambiable.
El término Idée fixe se utilizó por primera vez para describir una obsesión patológica con una sola idea. Un par de siglos después, el significado original de casi cualquier concepto parece perder precisión. Cuando algo se utiliza tiende a cambiar de forma, e incluso las palabras se adaptan a sus usuarios.
En mi diccionario pictórico, el vocablo inglés fix también se refiere a reparar o resolver problemas. O simplemente a unir algo a otra cosa. A veces, los elementos pueden convertirse en fijaciones más permanentes. Y este es uno de los principales problemas de la pintura. Cuando está seca, se queda notoriamente fija. Su posición fija impide comunicar narrativas complejas. Puede que no esté hecha para eso, pero siempre me obstino en intentar evitarlo.
Puede ser difícil recordar cosas, pero aún más difícil es intentar olvidar algo una vez que se ha fijado dentro de ti. A menudo he explicado que cuando recuerdo algo, probablemente no es exactamente cómo sucedió, sino sobre todo cómo me sentí la última vez que pensé en ello. Aunque algo permanezca fijo, sigue moviéndose.
Desde que se tiene memoria, uno de los problemas de la historia ha sido cómo afrontarla. La gente sigue adelante a pesar de sus recuerdos o gracias a ellos. Mientras escribo estas líneas, mi teléfono me recuerda que la memoria está casi llena. Hay que actuar de alguna manera. Ser perezoso con la memoria es seguramente un mecanismo de defensa.
A veces consigo protegerme de los estímulos que siempre laten en mi bolsillo. Pero poco después vuelvo a estar hiperinformado y empiezo a comparar el yo con el otro. Siento que la comparación solía ser con los iguales, pero en las últimas décadas la sociedad se ha convertido en una especie de competición global sin fin. Las estadísticas convierten lo esencial en moneda medible. De ahí que la economía de la vida gire en torno al BIG DATA, small data e incluso medium DATA.
La observación y el análisis cambiarán el resultado de cualquier situación. Paradójicamente. Por eso mis intentos de observar y captar lo que ocurre —tanto por encima como por debajo de la mesa alegórica de las decisiones— se ven constantemente frustrados. El cubismo y su metafísica hace tiempo que perdieron su brillo, sustituidos por nuevas mesas (de contenido) hechas de cristal rayado o números planos. A veces echo de menos la tranquilidad de la pintura de bodegones. Todo parece demasiado. Lo irónico es que sólo es útil medir algo si se pone en relación con otra cosa. De lo contrario, las dimensiones o la cantidad dejan de importar.
La idea siempre está pintada, pero yo no siempre pinto ideas. Es justo cuando empieza a confundirme cuando puedo comprometerme de verdad. Hace un tiempo tuve la hermosa pesadilla de dejar todos los cajones abiertos. Desde entonces intento arreglar esa sensación.
Rasmus Nilausen
El término Idée fixe se utilizó por primera vez para describir una obsesión patológica con una sola idea. Un par de siglos después, el significado original de casi cualquier concepto parece perder precisión. Cuando algo se utiliza tiende a cambiar de forma, e incluso las palabras se adaptan a sus usuarios.
En mi diccionario pictórico, el vocablo inglés fix también se refiere a reparar o resolver problemas. O simplemente a unir algo a otra cosa. A veces, los elementos pueden convertirse en fijaciones más permanentes. Y este es uno de los principales problemas de la pintura. Cuando está seca, se queda notoriamente fija. Su posición fija impide comunicar narrativas complejas. Puede que no esté hecha para eso, pero siempre me obstino en intentar evitarlo.
Puede ser difícil recordar cosas, pero aún más difícil es intentar olvidar algo una vez que se ha fijado dentro de ti. A menudo he explicado que cuando recuerdo algo, probablemente no es exactamente cómo sucedió, sino sobre todo cómo me sentí la última vez que pensé en ello. Aunque algo permanezca fijo, sigue moviéndose.
Desde que se tiene memoria, uno de los problemas de la historia ha sido cómo afrontarla. La gente sigue adelante a pesar de sus recuerdos o gracias a ellos. Mientras escribo estas líneas, mi teléfono me recuerda que la memoria está casi llena. Hay que actuar de alguna manera. Ser perezoso con la memoria es seguramente un mecanismo de defensa.
A veces consigo protegerme de los estímulos que siempre laten en mi bolsillo. Pero poco después vuelvo a estar hiperinformado y empiezo a comparar el yo con el otro. Siento que la comparación solía ser con los iguales, pero en las últimas décadas la sociedad se ha convertido en una especie de competición global sin fin. Las estadísticas convierten lo esencial en moneda medible. De ahí que la economía de la vida gire en torno al BIG DATA, small data e incluso medium DATA.
La observación y el análisis cambiarán el resultado de cualquier situación. Paradójicamente. Por eso mis intentos de observar y captar lo que ocurre —tanto por encima como por debajo de la mesa alegórica de las decisiones— se ven constantemente frustrados. El cubismo y su metafísica hace tiempo que perdieron su brillo, sustituidos por nuevas mesas (de contenido) hechas de cristal rayado o números planos. A veces echo de menos la tranquilidad de la pintura de bodegones. Todo parece demasiado. Lo irónico es que sólo es útil medir algo si se pone en relación con otra cosa. De lo contrario, las dimensiones o la cantidad dejan de importar.
La idea siempre está pintada, pero yo no siempre pinto ideas. Es justo cuando empieza a confundirme cuando puedo comprometerme de verdad. Hace un tiempo tuve la hermosa pesadilla de dejar todos los cajones abiertos. Desde entonces intento arreglar esa sensación.
Rasmus Nilausen
— Think of the I as interchangeable.
The term Idée fixe was first used to describe a pathological obsession with a single idea. A couple of centuries later, the original meaning of just about any concept, seems to become less precise. When something is used it tends to change its shape, and even words will adapt to their users.
In my painterly dictionary, the fix also refers to reparation or problem solving. Or just attaching something to something else. At times, elements can turn into more permanent fixtures. And this is one of the main issues with painting. When dry, it notoriously stays put. The fixed position stands in the way of communicating complex narratives. Maybe it is just not meant for that, but I always stubbornly try to work my way around it.
It can be hard work to remember things, but even harder to try to forget something once it is fixed inside of you. I have often explained that when I remember something, it is probably not exactly how it happened, but mostly how it felt the last time I thought about it. Even if something remains fixed it still moves.
For as long as anyone can recall, one of the problems with history has been how to deal with it. People will carry on either despite or because of their memories. While I write these lines, my phone reminds me, that memory is almost full. Action must be taken somehow. Being lazy about memory is surely a defence mechanism.
At times I manage to protect myself from the stimuli that always pulsate in my pocket. But soon after I will be hyper- informed again and start to compare the self to the other. I feel like comparison used to be with one's peers, but in recent decades society turned into a sort of global never-ending- competitive-event. Statistics turn essentials into measurable currency. Hence, the economy of life revolves around BIG DATA, small data, and even medium DATA.
Observation and analysis will change the outcome of any given situation. Paradoxically. This is why my attempts to observe and grasp what is occurring – both over and under the allegorical table of decisions – are constantly frustrated. Cubism and its metaphysics have long lost their glow, replaced by new tables [of content] made from scratched glass or plain numbers. Sometimes I miss the quietness of still life painting. It all seems like a lot. The irony is that it is only useful to measure something if it is put in relation to something else. Otherwise, dimensions or amount cease to matter.
The idea is always painted, but I do not always paint ideas. It is just when it starts to confuse me that I can really engage. A while back I had this beautiful nightmare about leaving all the drawers open. I have been trying to fix that feeling ever since.
Rasmus Nilausen
The term Idée fixe was first used to describe a pathological obsession with a single idea. A couple of centuries later, the original meaning of just about any concept, seems to become less precise. When something is used it tends to change its shape, and even words will adapt to their users.
In my painterly dictionary, the fix also refers to reparation or problem solving. Or just attaching something to something else. At times, elements can turn into more permanent fixtures. And this is one of the main issues with painting. When dry, it notoriously stays put. The fixed position stands in the way of communicating complex narratives. Maybe it is just not meant for that, but I always stubbornly try to work my way around it.
It can be hard work to remember things, but even harder to try to forget something once it is fixed inside of you. I have often explained that when I remember something, it is probably not exactly how it happened, but mostly how it felt the last time I thought about it. Even if something remains fixed it still moves.
For as long as anyone can recall, one of the problems with history has been how to deal with it. People will carry on either despite or because of their memories. While I write these lines, my phone reminds me, that memory is almost full. Action must be taken somehow. Being lazy about memory is surely a defence mechanism.
At times I manage to protect myself from the stimuli that always pulsate in my pocket. But soon after I will be hyper- informed again and start to compare the self to the other. I feel like comparison used to be with one's peers, but in recent decades society turned into a sort of global never-ending- competitive-event. Statistics turn essentials into measurable currency. Hence, the economy of life revolves around BIG DATA, small data, and even medium DATA.
Observation and analysis will change the outcome of any given situation. Paradoxically. This is why my attempts to observe and grasp what is occurring – both over and under the allegorical table of decisions – are constantly frustrated. Cubism and its metaphysics have long lost their glow, replaced by new tables [of content] made from scratched glass or plain numbers. Sometimes I miss the quietness of still life painting. It all seems like a lot. The irony is that it is only useful to measure something if it is put in relation to something else. Otherwise, dimensions or amount cease to matter.
The idea is always painted, but I do not always paint ideas. It is just when it starts to confuse me that I can really engage. A while back I had this beautiful nightmare about leaving all the drawers open. I have been trying to fix that feeling ever since.
Rasmus Nilausen
— Pensa en el jo com a intercanviable.
El terme Idée fixe es va utilitzar per primera vegada per descriure una obsessió patològica amb una sola idea. Un parell de segles després, el significat original de gairebé qualsevol concepte sembla ser menys precís. Quan s'utilitza alguna cosa tendeix a canviar la seva forma, i fins i tot les paraules s'adapten als seus usuaris.
Al meu diccionari pictòric, el vocable anglès fix també es refereix a la reparació o la resolució de problemes. O simplement a lligar alguna cosa a una altra cosa. De vegades, els elements poden convertir-se en fixacions més permanents. I aquest és un dels principals temes de la pintura. Quan s'asseca, notòriament es queda fixa. La posició fixa s'interposa en la manera de comunicar narratives complexes. Potser no està pensat per a això, però sempre intento obstinadament esforçar-me per superar-ho.
Pot ser difícil recordar les coses, però encara més difícil intentar oblidar alguna cosa una vegada que està fixat dins teu. Sovint he explicat que quan recordo alguna cosa probablement no és exactament com va ocórrer, sinó com em va fer sentir l'última vegada que vaig pensar en ella. Fins i tot si alguna cosa es manté fixa, encara es mou.
Des de sempre, un dels problemes de la història ha estat com fer-li front. La gent continuarà endavant, malgrat o a causa de la seva memòria. Mentre escric aquestes línies, el meu telèfon em recorda que la memòria està gairebé plena. Cal actuar d'alguna manera. Ser mandrós amb la memòria és segurament un mecanisme de defensa.
De vegades aconsegueixo protegir-me dels estímuls que sempre polsen a la butxaca. Però poc després tornaré a estar hiper-informat i començaré a comparar el jo amb l'altre. Sento que la comparació solia ser amb els companys, però en les últimes dècades la societat s'ha convertit en una espècie d'esdeveniment competitiu global interminable. Les estadístiques converteixen l'essencial en moneda mesurable. Per tant, l'economia de la vida gira al voltant del BIG DATA, el little data i fins i tot el medium DATA.
L'observació i l'anàlisi canviaran el resultat de qualsevol situació. Paradoxalment. Per això els meus intents d'observar i comprendre el que està ocorrent –tant per sobre com per sota de la taula al·legòrica de les decisions– es frustren constantment. El cubisme i la seva metafísica han perdut fa temps la seva lluentor, substituïts per noves taules (de contingut) fetes de vidre ratllat o nombres simples. De vegades trobo a faltar la tranquil·litat de pintar natures mortes. Tot sembla molt. La ironia és que només és útil mesurar alguna cosa si es relaciona amb una altra cosa. En cas contrari, les dimensions o la quantitat deixen d’importar.
La idea sempre està pintada, però no sempre pinto idees. És just quan comença a confondre'm que puc comprometre'm realment. Fa un temps vaig tenir aquest bell malson de deixar tots els calaixos oberts. Des de llavors he intentat arreglar aquest sentiment.
Rasmus Nilausen
El terme Idée fixe es va utilitzar per primera vegada per descriure una obsessió patològica amb una sola idea. Un parell de segles després, el significat original de gairebé qualsevol concepte sembla ser menys precís. Quan s'utilitza alguna cosa tendeix a canviar la seva forma, i fins i tot les paraules s'adapten als seus usuaris.
Al meu diccionari pictòric, el vocable anglès fix també es refereix a la reparació o la resolució de problemes. O simplement a lligar alguna cosa a una altra cosa. De vegades, els elements poden convertir-se en fixacions més permanents. I aquest és un dels principals temes de la pintura. Quan s'asseca, notòriament es queda fixa. La posició fixa s'interposa en la manera de comunicar narratives complexes. Potser no està pensat per a això, però sempre intento obstinadament esforçar-me per superar-ho.
Pot ser difícil recordar les coses, però encara més difícil intentar oblidar alguna cosa una vegada que està fixat dins teu. Sovint he explicat que quan recordo alguna cosa probablement no és exactament com va ocórrer, sinó com em va fer sentir l'última vegada que vaig pensar en ella. Fins i tot si alguna cosa es manté fixa, encara es mou.
Des de sempre, un dels problemes de la història ha estat com fer-li front. La gent continuarà endavant, malgrat o a causa de la seva memòria. Mentre escric aquestes línies, el meu telèfon em recorda que la memòria està gairebé plena. Cal actuar d'alguna manera. Ser mandrós amb la memòria és segurament un mecanisme de defensa.
De vegades aconsegueixo protegir-me dels estímuls que sempre polsen a la butxaca. Però poc després tornaré a estar hiper-informat i començaré a comparar el jo amb l'altre. Sento que la comparació solia ser amb els companys, però en les últimes dècades la societat s'ha convertit en una espècie d'esdeveniment competitiu global interminable. Les estadístiques converteixen l'essencial en moneda mesurable. Per tant, l'economia de la vida gira al voltant del BIG DATA, el little data i fins i tot el medium DATA.
L'observació i l'anàlisi canviaran el resultat de qualsevol situació. Paradoxalment. Per això els meus intents d'observar i comprendre el que està ocorrent –tant per sobre com per sota de la taula al·legòrica de les decisions– es frustren constantment. El cubisme i la seva metafísica han perdut fa temps la seva lluentor, substituïts per noves taules (de contingut) fetes de vidre ratllat o nombres simples. De vegades trobo a faltar la tranquil·litat de pintar natures mortes. Tot sembla molt. La ironia és que només és útil mesurar alguna cosa si es relaciona amb una altra cosa. En cas contrari, les dimensions o la quantitat deixen d’importar.
La idea sempre està pintada, però no sempre pinto idees. És just quan comença a confondre'm que puc comprometre'm realment. Fa un temps vaig tenir aquest bell malson de deixar tots els calaixos oberts. Des de llavors he intentat arreglar aquest sentiment.
Rasmus Nilausen